quién no tiene la manía de llevar las cuentas de algunas cosas
todos lo hacemos más o menos
los años, sin ir más lejos (tal vez viviríamos mejor si ignorásemos nuestra edad)
yo, por ejemplo, llevo el cómputo de los libros leídos (o un quasi-cómputo, porque no me sé el número, pero los anoto, título y autor, y no costaría sumarlos
los días, los meses, los años... es difícil huir de eso, ese cómputo (la organización, la domesticación del tiempo) está en la base de todo
hacer cuentas es una pura expresión del ser racional, pero...
¿y si las cosas llevaran también su cómputo?
yo registro los libros que he leído, los caminos que he recorrido, los mares en que me he bañado, y ellos tal vez, los ojos que se han posado sobre sus páginas, los pasos que se han dado, los cuerpos que se han sumergido en ellos
¿quién llevará mejor las cuentas?
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