Con ese viento refrescante que ha llegado del norte el mar ha exhibido hoy otro aspecto. Se esfuerza en renovarse, en no ser siempre el mismo. Y no siéndolo lo es.
Mi promontorio favorito, con ese edificio en ruinas, no sé si un viejo pabellón psiquiátrico, entre los pinos, imponía más respeto hoy, bajo ese viento, rodeado de olas grises y encrespadas.
Que no lo toque nadie, por favor, que lo dejen seguir el proceso natural de las cosas.
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