martes, 31 de mayo de 2011

después del chaparrón

la variedad de colores, con esa amplia paleta de grises y azules, la ciudad lavada tras la lluvia (el agua purificadora), el aire limpio, el repentino frescor creando un paréntesis en el calor creciente de esta primavera desnaturalizada, los charcos donde se refleja un cielo oscuro, de voluptuosas nubes danzantes... la impresión de que las aguas se han retirado dejando una ciudad goteante, y esa sensación de que en algún momento de la historia del tiempo fuimos un mundo sumergido bajo las aguas.

(No, no es solo literatura: a veces sueño que voy por la casa como buceando en el agua, con la ligereza maravillosa de un pez.)

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