los preparativos ya forman parte de él, también la promesa de volver (y si no la certeza de que se llegará allí de nuevo, algún día, como esos libros que quedan ahí quietos, en formación, en potencia, sometidos a la posibilidad de ser releídos, de soltar su genio dormido entre las líneas de sus páginas)
la comprensión de otros lugares, su conversión en breve rutina
la ilusión de ser otro en ese lugar donde nadie te conoce, de liberarte por unos días, ya que no hay testigos, del ser que los otros ven en ti, que te esclaviza
ese pasar: el viaje
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