jueves, 23 de junio de 2011

abrazando los árboles

la noche ha olvidado su sepulcral silencio para dar paso a unos fuegos artificiales que retumban más allá de los árboles
el magnolio no se inmuta, la luciérnaga... no sé, tal vez se haya apagado, la oscuridad lo será un poco más o un poco menos
la noche sigue siendo fresca, y esa placa donde se condensa la humedad, una placa metálica, oscura, que nadie lee, y  donde se conmemora a un héroe de la Resistencia, fusilado por la Gestapo en 1944, a los 26 años, es de suponer que en este mismo lugar, apto para esas acciones por su silencio, por la discrección que requieren acciones como esa 
quién lo diría, en ese mismo lugar donde los majestuosos árboles nos hacen sentir tan bien, nos dan ganas de abrazarlos

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