en las márgenes del día uno se libera un poco de la obligación de ser, confundiéndose con ese desvanecimiento, ese quedar todo (también el pacto o contrato no escrito en que consiste la civilización)en suspenso, todo pospuesto por unas horas y poder salir al balcón (al balcón de la existencia) como acabo de hacer justo antes de escribir esto y contemplar el silencio
ah, si no tuvéramos esa esclavitud del dormir, aunque el sueño es puro margen, margen por excelencia
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