lunes, 11 de julio de 2011

éxtasis

paseando cerca del mar en estos atardeceres tardíos del principio del verano la gente con la que uno se cruza parece participar de una ceremonia de unión con la simplicidad, con la plasticidad elemental de la luna creciente (¿es posible que crezca más deprisa que lo que luego decrece?), y de los colores desvaneciéndose y las luces que se encienden, y del agua fresca en la que se remojan los últimos bañistas y las brumas en el horizonte, y las primeras estrellas.
Los paseantes, los corredores, los que simplemente se sientan y miran el mar, confluimos en la génesis de esa noche que llega y al encontrarnos y mirarnos quizá sabemos qué es lo que nos une

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