De buena mañana el día te lleva, bien sujeto a su grupa, dando tumbos en el tiempo, en su curso demencial.
Inmisericorde, irónico, desalmado, sin respiro, sacándote la cabeza del agua solo lo indispensable para mantenerte vivo y volver a hundirte en sus aguas, en sus enredos con los humanos
El día te mete en su combate absurdo e inútil contra todo, y te infunde la falsa ilusión de vencer
Cuando vencer es asumir la derrota y no creer en victorias
Solo ahora, en la noche con nubes y silencio, en la tierra de nadie entre un día y otro, puedo tener esa brevisima sensación de recuperar el resuello, de escapar de las exigencias del tiempo.
No pensar, no desear, no querer nada, solo sentir, o ser sentido
¿Será eso el Nirvana?
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