El sueño me va venciendo y yo cedo a esa dulce derrota, a su deriva
Me entrego a él, depongo las armas y acato su veredicto.
¿A qué exilio me llevará? ¿De qué vidas me hará protagonista?
[pero la verdadera pregunta es otra: ¿quiénes somos entonces? Y aún peor: ¿hay un quién?]
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