Ah, la oportunidad que nos abre cada nuevo día
de hacer con él una obra maestra.
La intensidad de las horas.
Preguntarse: ¿y este -el ritmo milenario e imperturbable, el un-dos un-dos un-dos de este preciso minuto - adónde nos llevará?
Maravillarse ante lo elemental, lo que no se ve.
No basta con estar vivo, pero mucho mejor si lo estás.
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